Notar
a esas personas que disfrutan un orgasmo mucho más, cuando lo están contando que
cuando lo están teniendo, es la razón por la cual rechazo todo lo superficial.
Buscar una novia hermosa para pasearla, y decir que es más guapa que la tuya,
pero sin quererla demasiado; comprarte un coche que corre 300Km/h para pasearlo
a 5km/h con la música bien alta, y asegurarte que todos te están mirando; subir
tus mejores fotos al Facebook, y enseñar que en realidad no eres tan feo;
agregar amigos, aumentar seguidores y sentirte “una estrella”; pasar hambre
para comprarte el mejor vestido de la tienda; ser moderno con ropa de hace 50
años, pero perdón es “Vintage” ; son unas pocas de las muchas razones por las
cuales rechazo todo lo superficial.
Y me
doy pena, porque yo también he sido así. Y como de los errores se aprende, yo
de esto he aprendido mucho. Por suerte he tenido muchas de esas cosas, y por
suerte ahora las rechazo. Porque me he dado cuenta que un orgasmo se disfruta
más, cuando lo estas teniendo, que cuando los estas contando. Y también me doy
cuenta que hacer el amor a escondidas, sin que nadie sepa con quien, ni como,
ni cuando, es mucho mas divertido que alardear ser un rompecorazones. Hubo una época
donde la gente se avergonzaba de ser un golfo. Ahora la gente presume de ello.
La estrella que buscamos no esta en el cielo.
De
vez en cuando tengo esa extraña sensación de empezar a querer, de enamorarme. Y
justo en ese momento, desaparezco. Es como un baño de verano. Llegas a la
piscina. Preparado; tu bañador, tu toalla, y el agua rebosando. Y ahí estas tu, deseando
darte un baño. Pero claro antes tengo que mirar como esta el agua. Esta fría. ¿Qué
pasa? Nunca he entendido porque tocamos el agua un poco antes de bañarnos. Si
esté como esté el agua, te vas a bañar igual. Pues nada ahí estoy yo dando
vueltas a la piscina, sin lanzarme al agua. Deseando bañarme, pero sin lanzarme
al agua. Pasando envidia, viendo que todos son felices bañándose en el agua,
pero sin lanzarme al agua. Hasta que de repente llega alguien por detrás y te
empuja. Y tú te asustas, gritas, te cagas en sus ancestros, pero pasados unos
segundos, eres un chico feliz disfrutando de un baño de verano. Gracias a esa
chica que te lanzó al agua. Que te salpica para que sonrías, que se sube encima
de ti para que no te separes de ella. Que quiere saber cual es esa extraña sensación
de besar a alguien debajo del agua, contigo. Otra extraña sensación, como la que tengo
yo cuando empiezo a notar que me voy a caer a la piscina y entonces
desaparezco; quizá desaparezca porque el agua esta fría, no lo se. La estrella
que buscamos siempre aparece, de repente.
Pacho
nunca admiraba a nadie, si alguien le parecía bueno en algo, él lo imitaba o
intentaba superarlo, pero nunca lo admiraba. Él decía que los ídolos están para
superarlos. El admiraba mucho a su padre, hasta que un día vio que lo que su
padre le había enseñado, era menos que lo que él sabia hacer. Me dijo: “Si tu
admiras a Elvis, será mejor que empieces a mirar como puedes superarlo. Solo así,
conseguirás ser una estrella.” No busco superar a Elvis, el hizo lo suyo, yo
hago lo mio. Yo por suerte encontré mi estrella en otra parte, y un día me la
dibuje en el culo, para no verla nunca, pero tenerla siempre. La estrella que
buscamos, somos nosotros mismos.
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