La primera vez que me despedí de una mujer por mi mismo
acabe implorando su perdón
y me perdonó con un polvo sin amor.
Duró mas el castigo
que un café caliente, sin azúcar ni bombón.
Por eso decidí no despedirme nunca y que me despidan,
para ser yo el que tenga que perdonar si quiero,
a la mujer que me suplique de rodillas
que vuelva otra vez a donde ella guarda mis mejores recuerdos.
Hace ya un par de meses
que al borde de una hoguera me queme con una cerilla;
y aun perdura la llaga en mi dedo corazón.
Mientras ahora hurgándome en la herida,
he vuelto a quemarme niña, mientras me pedías perdón.
Adiós a un blog que ha perdido mi encanto,
para saltar a otro retablo.
Nos despedimos de aquí pero nos vemos en otra parte,
quien sabe donde,
si en mi cama o en la tuya,
o en las escaleras de un bloque.
Que mas da,
si las palabras no se me gastan,
para mentir aun mas,
o decir simplemente la verdad.
Y si te sirve de algo lector,
tengo muchas ganas de decirte todo,
y ya me estoy arrepintiendo de dejarte,
quizá vuelva si me perdono
porque hoy me vuelvo a despedir;
yo.
Nos vemos en el teatro; que de ahí si que no me despido;
aunque me echen.
FZG