No me cuentes quien eres, de donde vienes, ni que hiciste ayer; me estoy enamorando de ti, ahora.
Curioso la gente que piensa que somos lo que somos por todo lo que hemos sido. Yo fui el niño que pataleaba porque mi madre no me compraba aquel juguete. Yo fui el chico que se encerraba en el servicio del instituto en las clases de matemáticas. Yo fui el pandillero que resolvía los problemas a puñetazos. Yo fui el enamorado borracho que no se conformaba con una sola mujer. Yo fui todo eso y más. Ahora no soy lo que soy por todo lo que fui. Yo fui todo lo que estaba aprendiendo, y ahora soy lo que aprendí. Aprendí a que no se pueden tener todos los juguetes, que no vale encerrarse por miedo a un examen, que los problemas no se resuelven a puñetazos, que un borracho esta borracho porque esta enamorado de una sola mujer. Aprendí todo eso y mucho más. Por eso hoy no soy todo lo que fui. Ni volveré a serlo. Algunas cosas se pueden volver a repetir, al fin y al cabo el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra; o algo así.
Yo acababa de decirle que me gustaba y que si quería ser mi novia. Ella me respondió; Fran, tu eres cabrón. ¿Eso es un no? Le dije. Ella se marcho sin responderme. La siguiente vez que le volví a hacer la misma pregunta yo había esperado meses; estuve intentando conquistarla todos los días. Cuando le hice la misma pregunta respondió; no tengo confianza en ti, siempre has sido un cabrón. ¿Eso es un no? Le dije. Ella se marcho sin responderme. Al cabo de unos años yo ya había salido con varias chicas. Ella creo que también salió con chicos. Pero una noche nos lo pasamos bien juntos, nos reímos, nos besamos, hicimos el amor y le repetí la misma pregunta. Ella respondió; nunca he querido estar contigo porque siempre has sido un cabrón. ¿Eso es un no? Le dije. Ella no se marcho y me respondió. Esa vez fue un si. Fuimos novios. Pero; lastima que yo fuera un cabrón.
Pacho tenía una obsesión. El algodón dulce. Estaba enganchado. Siempre estaba deseando que llegara la feria del pueblo para probar aquel maravilloso sabor. Quería sentir como se derretía en su boca esa telita de araña rosa. Llego la feria y lo primero que hizo fue comprarse un algodón dulce. Fue un momento maravilloso. Pacho creció y al cabo de unos años cuando se había olvidado de aquella obsesión; se encontró en una fábrica abandonada, una maquina de algodón dulce. La recogió y se la llevo a casa para restaurarla. Empezó a fabricar algodón dulce. Y cuando decidió volver a probar ese sabor; sus gustos habían cambiado, le repugnaba aquel sabor; ¿como un fanático del algodón dulce, ahora le repugnaba ese sabor? Pacho se echo a reír y me dijo; pues igual que un ex alcohólico al wiski, un ex cocainómano la cocaína, etc… las personas tienen derecho a cambiar, y también derecho a cambiar de opinión. Pacho nunca quiso ser juzgado por todo lo que hizo, y menos ser juzgado por todo lo que hizo borracho, drogado, o incluso en éxtasis de felicidad. La felicidad también te hacer cosas de las que puedes arrepentirte me dijo. Gracias Pacho por ayudarme a comprender que todos podemos cambiar. Canción de Aleluya!
FZG
vale la pena esperar.... otro otrooo
ResponderEliminarMe sigue encantando.
ResponderEliminarEso sí, ahora me has dejado con el antojo de un algodón de azúcar JAAJAJA