viernes, 23 de diciembre de 2011

Capitulo 4

Solo creo en la sinceridad de tu mirada.

Con una simple mirada supe todo lo que me querías contar. Solo con esa mirada me di cuenta de todo aquello. Fue solo por tu mirada en aquel momento. Solo con esa mirada. Son las miradas, las que me dan conversación. Porque con esa mirada no puedo preguntarte nada. Quiero escucharte mirándote a los ojos. Pero tú haz lo mismo cuando yo trate de explicarte. Yo no quiero mirarte. Si tú me miras yo te miro, pero no me des mucha conversación. No mires al suelo cuando estés triste, mira al frente; no vaya a ser que te vuelvas a dar en las narices. Solo el tiempo puede cambiar este cruce de miradas. Solo tú y yo podemos decirnos todo sin decirnos nada. En cada mirada hay una historia diferente; y si no la hay te la inventas. Yo me invento las miradas. Yo solo te amare de verdad cuando te mire a los ojos y no pueda decirte nada. No me quieras con palabras; quiéreme con tu mirada.

Nos pusimos a pasear por el parque. Ella hablaba y hablaba. Yo no entendía nada. No hablábamos el mismo idioma. No teníamos la misma mirada. Ella la tenía rasgada. Pero fue en la despedida, cuando tuvimos la mejor de nuestras conversaciones.
En aquella esquina, un músico tocaba la banda sonora de Cinema Paradiso con el violín. Dije: Bye Bye. Eso si me lo sabía. La mire a los ojos. Agachó su mirada. Sonreí. Me miró. Me sonrió. Sin dejar de sonreír agache mi mirada. Escuchaba su sonrisa. Agachó su mirada. Nos levantamos para mirarnos. No dijimos nada. Apoye mi frente junto a la suya. Deje de mirarla. No quería decirle nada. No hice nada. Ella tampoco. Note su respiración en mi boca. Alargue mis labios. Los suyos se encontraron con los míos. Sentí el húmedo tacto de sus labios fríos. Yo trate de calentarlos con los míos. Levante su barbilla con un beso. Me respondió con otro beso lento que provocó el silencio. Sonreímos. Estábamos queriéndonos. Quisimos besarnos pero un perro ladró una canción de amor. Le miramos. Nos estaba mirando. Lo comprendió todo. Se fue. Y nosotros volvimos a mirarnos. Se estaba terminando la mejor conversación. Nos abrazamos. Pude oler su pelo. Ella me beso en el cuello. Nos despedimos con otra mirada. Ella me dijo adiós sin decirme nada. Se separó sin retirarme la mirada. Yo trataba de decirle que la amaba. No me salió decirle nada. Ella terminó la escena con una sonrisa. Me apartó la mirada, y se fue. Yo seguía amándola sin decirle nada. Le aparte la mirada. Y cuando todo estaba terminado; quise volver a besarla. Pero ella ya no me miraba. Agache mi mirada. Todo se había terminado. Tocaba volver a casa. Fue la primera vez que entendí todo lo que me quiso decir. Solo en ese cruce de miradas hablamos el mismo idioma. No quería terminar así. Así que volví corriendo hacia ella para que esta historia tuviera un final feliz.

Pacho era tímido. No solía decirme nada. Así que no me dijo nada. Simplemente me miró. Me señalo su único dedo gordo de la mano derecha apuntando hacia arriba; y yo empecé a contar sus historias.


FZG


Solo ahora quiero que me digas con palabras lo que te ha parecido este blog! ;)

4 comentarios:

  1. tu sigue asi y me tendré q enganxar a los clinex.. ahora a mi me surgen una duda para no creer en el amor lo defines muy bien ...

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  2. ¡Dios, casi lloro! que preciosidad Francisco.

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  3. BUENO AYER TE SALTASTE EL CAPITULO 5 ESPERO Q LA ESPERA.... YA SABES.... TE KEROOOO

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  4. q bonito!!, encima estoy escuchando Love Theme For Nata (bso cinema paradiso) para acompañar a tu maravilloso relato,y claro no puedo evitar emocionarme, asi no hay quien duerma

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